lunes, 6 de julio de 2015

SUBIDA AL CORISCAO DESDE PIDO. (1º DÍA EN LA LIÉBANA).



Día: 29-06-2015.

Lugar: Liébana (Cantabria).

Desnivel: 1.500 m aprox.

Duración total: 9h20.

Comentario:
Llegaba el Lunes, el gran día, así que cuando abrí el ojo y vi que el reloj fluorescente marcaba las 06h10 ni lo dudé y prácticamente me iba a pegar un buen salto para salir de la cama y ponerme con los últimos preparativos antes de salir de casa.

La noche anterior ya había bajado el núcleo duro del equipaje al coche, así que tan solo se trataba de vestirme y poco más.

En torno a las 06h45 ya salía con el coche rumbo a la zona de Potes y con la ruta todavía nada decidida en esos momentos que iba a realizar en este día.

Paré en Unquera a tomarme un café como más o menos pude ya que estaba casi todo cerrado (no eran ni las 08h) y tan solo pude localizar una cafetería abierta.

Reanudé la marcha y tras pasar de largo el pueblo de Potes ya puse rumbo a la localidad de Espinama con el objetivo de iniciar una ruta de este pueblo o desde la zona de Fte De, zona en la que tendría un par de rutas para elegir en este día.

Había que decidir cuál ruta realizar, así que en los últimos 20 km de trayecto y mientras conducía pensé que como era el primer día, estaba intacto de fuerzas y hacía un día de auténtico verano, me incliné con la que iba a ser la ruta estrella de esta escapada, la Subida al Coriscao (2.234 m) desde el pueblo de Pido, cercano a Espinama.

Tras aparcar el coche a la salida de Espinama y tener que realizar algunos estiramientos ya que me había pegado un aviso en forma de pequeño trallazo la zona de la cadera (me dejaría un poco tocado el resto de la semana), empecé la ruta a eso de las 09h40 caminando sobre medio km por el corto tramo de carretera que separa Espinama de este segundo pueblo de Pido situado a 935 m de altitud.

Pido desde la carretera general a Fuente De.


El día se presentaba muy caluroso, así que con estas expectativas y con 2,5 l de bebida isotónica ya me interné en este pueblo del que destacaría sobre todo el entorno que rodea al mismo.


En este pueblo subí a la parte alta del mismo para allí pillar una pista por la que tuve que transitar un corto tramo que me llevaría  a un cruce donde me saldría a la izda otra pista por la que tendría que transitar casi un par de horas.

Pero antes de seguir, presentación del menda.


Tras pasar una granja ya me encontraría con el cruce en cuestión y con el letrero del primer destino al que tendría que llegar en la ruta de este día, El Puerto de Salvorón situado a dos horas y media de dicho cruce.

Cogiendo el desvío.


A mi espalda todo el circo de Fuente De, deseándome buena suerte para este día.


Empecé a transitar por el interior de un bosque y en el que de vez en cuando las ramas de los árboles me dejaban ver con claridad el paisaje que me esperaba a lo lejos en esta parte inicial.


La pista se transitaba con facilidad, encontrándome entonces con una manifestación de vacas que me impedía el paso por la zona.


Tras batirme en duelo con ellas y posterior retirada de las mismas, continué con mis pasos, observando de vez en cuando los diferentes tramos que iba superando como este que sigue.


Algún paso canadiense tuve que pasar.


El bosque se abría en ocasiones y el mismo me dejaba ver como se alejaba la zona de Fuente De a medida que iba avanzando.


Me encontré con algún cruce de pistas, tomando en este caso la pista en ascenso de la izda.


Otro claro en el bosque y ahora se podían ver cotas más altas desprovistas de arboleda por detrás de la mancha boscosa todavía.


El sendero en un buen tramo salió de la arboleda, dejándome transitar por terreno soleado, cosa que se agradecía.

Saliendo a terreno despejado.


Y por detrás, el bosque con la Torre Salinas (2.446 m) y la Canal de Pedabejo (pto rojo), canal que bajaría al día siguiente pero que en esos momentos no sabía que en pocas horas transitaría por la misma en descenso.


Algo más cercana dicha zona.


La pista claramente marcada iba acabar para sacarme entonces a zona de pradería por la que transitaría la misma pista pero en esta ocasión algo menos marcada.


Ya estaba llegado a la zona del Puerto de Salvorón.

Aproximándome a la cabaña de dicho puerto, llevando en esos momentos un par de horas desde el coche cuando llegué a su altura.


Mucho tiempo había empleado ya que me había parado a sacar bastantes fotos y a contemplar las diferentes vistas que me iban aparecieron ante mi avance por la pista.

Zona de la cabaña y el itinerario que iba a llevar desde la misma hasta el collado objetivo en esos momentos situado a 1.937 m.


Hacia atrás apareció ante mí la subida desde Espinama hacia la zona de Aliva, zona por la que transitaría algunos días después.


La cabaña y al fondo la zona de Aliva.


Y por delante, fácil sendero para transitar y al fondo el collado que quería alcanzar.


Por detrás de mí, la zona de Fuente De y la subida hasta la parte superior de la estación del teleférico (rojo), conocida como la Senda del Hachero, la cual conozco bastante bien.


Me fui elevando metros y disfrutando de las vistas que se me abrían a cada metro con más claridad como esta de la cabaña del Puerto de Salvorón y al fondo una parte del Macizo Central de Picos.


El caminar se me hacía muy placentero debido a la alfombra verde por la que estaba transitando.


Subida desde Espinama a la zona de Aliva.


Otra vista hacia atrás y viendo el sendero por el que había tenido que transitar para salvar algún obstáculo rocoso que se me había interpuesto en mi itinerario.


Cada vez la ruta se presentaba más libre de obstáculos en el terreno, salvando claro está, la pendiente.


Iba a pasar al lado de una charca a la que llaman el “Pozo Llau”.


Salvando un pequeño montículo de matorral bajo.


Y por detrás, el “Pozo Llau” y al fondo la pradería de Fuente De y el Macizo Central de Picos.


La pendiente del terreno se incrementó de forma sobresaliente, superándola poco a poco a cada paso pero la verdad me sorprendió la cierta “facilidad” por la que transité en este tramo herboso de buen porcentaje de subida.

Otra par de vistas hacia atrás.




¡Vamos, que ya queda poco…!.


A falta de unos 200 m lineales para el collado, realicé algunas paradas para que las piernas descansaran algo y para ver por dónde iba a subir este tramo que me faltaba.

Hay que decir que me equivoqué al elegir el itinerario de este tramo final y me acabé metiendo en un embolao ya que me dirigí a una zona con muchísima piedra pequeña, la cual resbalaba bastante, así que lo que hice fue aproximarme a zona rocosa para ir ganando metro a metro por un terreno algo más sólido pero que a la vez no admitía resbalón alguno ya que hubiera caído unos cuantos metros por la ladera pedregosa, pero al final pude alcanzar dicho collado situado a 1.937 m.

No acabé nada satisfecho por haberme metido en algún marrón en este tramo final pero por fin había llegado al collado.

Eran las 13h y ya llevaba 3h20 desde mi marcha del coche.

Vista hacia atrás de esta rampa final y la parte rocosa y de terreno resbaladizo por el que me metí.


Desde el collado parte del itinerario que había escogido para alcanzar este collado.


Vista hacia el Este del tramo que me tocaría recorrer hasta el Coriscao (2.234 m).


Hacia el norte, Picos de Europa y todo el valle por el que subí hasta alcanzar el collado.


El tramo engorroso por el que me metí para salir a zona abierta.


Superé un montículo de cota 2.047 m previo al Coriscao (2.234 m) y cuando me di cuenta ya estaba superando metro a metro el tramo final hasta el pico objetivo del día y viendo la rampa herbosa de dicho pico.


Llegué a la cumbre del Coriscao (2.234 m) a las 13h30 o lo que es lo mismo, empleando 3h50 desde el coche y en todo momento había llevado un ritmo tranquilo y con innumerables paradas para disfrutar del entorno y sacar innumerables fotos.

Lo primero que hice nada más llegar a la cumbre, fue ver el siguiente tramo de descenso hasta el Collado de Llesba (pto rojo) que me iba a tocar una vez abandonado dicha cumbre presidida por un vértice geodésico.


Foto de mi fiel compañera pegada al vértice.


El pueblo de Espinama, pueblo de mi pernocta en estos dos primeros días, con la pista de subida hacia los pastos de Aliva.


¡Y el menda que no falte…!.


Hacia el Suroeste, el Pico Vallines (2.143 m).


Una parte del macizo de Fuentes Carrionas hacia el Sur con cumbres de más de 2.500 m.


Pequeña anécdota negativa me iba a pasar en la cumbre y que me iba a trastocar un poco los planes para el resto del día y fue que al intentar ingerir el último medio litro de la primera botella de bebida, resulta que me fijé que algo se movía en el interior de la misma y no era otra cosa que un bicho que se me había metido dentro y que agitaba sus patas dentro de la piscina en la que estaba metido el susodicho.

Opté entonces por tirar el líquido restante de dicha botella para evitar males mayores (si llega a ser ahora, seguramente no lo hubiera tirado) de posibles infecciones por lo que a partir de esos momentos ya me iban a quedar un par de litros de líquido isotónico y aunque el calor ya apretaba de lo lindo, pensaba que podía llegar sin problemas de avituallamiento al final de la ruta.

Inicié el descenso por claro sendero que ya conocía ya que dicho pico ya lo había subido hace años por su itinerario más fácil desde el Collado de LLesba.

Vista del sendero (izda foto) por el que tendría que transitar en mi descenso hacia el Collado de Llesba.


Según iba descendiendo apareció ante mí un tramo y un collado (pto rojo) que tendría que alcanzar algunas horas después.


En esos momentos se me pasó por la cabeza evitarme el tremendo rodeo que iba a tener que dar para alcanzar dicho collado ya que había perdido casi media botella de 1,5 l por culpa del maldito bicho y el calor se dejaba notar bastante y eso que iba con gorra nueva con su protección para el cuello que estaba estrenando este día y que me daría resultados óptimos durante la ruta.

Renuncié a esa fugaz idea ya que me apetecía seguir caminando unas cuantas horas más por lo que de haber bajado directamente hacia dicha zona hubiera acortado mucho más de lo deseado para este menda la ruta del día, así que proseguí el itinerario previsto desde casa por el sendero de descenso hasta el Collado de LLesba.

Vista hacia atrás del Coriscao (2.234 m) una vez abandonado la parte cimera del mismo.


Lo más vistoso de la ruta iba a llegar en estos momentos ya que el sendero me iba a llevar por un terreno plagado de flores amarillas que junto al verde y al color de la roca hacía muy agradable para la vista el avance por el sendero polvoriento.

Terreno por delante con la Peña Gustal (1.947 m) que tendría que rodear por la derecha.


El pico donde había estado minutos antes.


A la drcha en el sentido de la marcha el Pico Sestil de los Hoyos (1.942 m).




Fuentes Carrionas.


Tras pasar la Peña Gustal ya pillé el tramo directo, marcado por sendero, hasta el Collado de Llesba.


Vista hacia atrás de este tramo de descenso desde el Coriscao (2.234 m).


Tras un cómodo descenso ya iba aparecer dicho collado ante mis ojos.


Llegué entonces a este collado (15h15 ó 5h35 de marcha) donde me desvié unos 100 m para acercarme hasta “El Monumento al Oso”, realizada en piedra blanca en 1972.


En dicho lugar paré unos minutos a descansar, beber algo y a observar y a imaginar todo el trayecto de descenso que había realizado desde la cumbre principal de este día (pto rojo).


El líquido disminuía y el calor apretaba bastante más que por las alturas, así que con estas trazas volví a la pista y con la intención de dar un buen rodeo a las cumbres de esta zona.

Para alcanzar el collado que había visto al poco de empezar a descender el Coriscao tenía dos opciones y era plenamente consciente que la que tenía en mente podía ser la más desaconsejable por ser la más larga, por el calor que apretaba a esas horas centrales del día (ya eran más de las 15h) y porque el líquido cuando abandoné Llesba era algo más de litro y medio.

La primera opción y quizás la más aconsejable en este día hubiera sido ir por el sendero de arriba (línea roja) con lo que me hubiera evitado pegarme otra ascensión de casi 300 m con lo que ello conllevaba (más esfuerzo, más sudor, más sed,…).

Pero como uno es masoca y encima cabezón consigo mismo, decidió seguir con los planes trazados desde casa y prefirió ir por la segunda alternativa (pto rojo), itinerario bastante más largo que me iba hacer perder bastante altura con lo que a posteriori los metros perdidos los iba a tener que recuperar para alcanzar el collado al que quería llegar.

Vista en la imagen de esto que acabo de decir.


Fui descendiendo por la pista que venía del Pto S. Glorio y que ahora transitaba por la cara Norte del cordal del Coriscao hasta llegar a la nave de la siguiente foto.


A los pocos metros de pasar dicha nave me iba a encontrar un cruce y un letrero que me indicaba Cosgaya.

Renuncié a seguir descendiendo por la pista y ahora iba a girar a la izd para a los pocos centenares de metros empezar a ascender fuertemente y bajo un calor asfixiante.

Giro que tuve que dar.


El ascenso por pista con buen desnivel lo hice tranquilo, intentando no acelerar mucho el ritmo para no sudar mucho.

Aun así, en ocasiones, no tenía más remedio que beber a través de pequeños sorbos e intentando no pasarme con la cantidad de líquido ingerida e intentando economizar la bebida isotónica que me quedaba en la botella.

Vista hacia atrás mientras ganaba metros.


Cuando llegué a una cierta altura ya pude observar con claridad la zona en la que había tenido que girar para pillar la pista por la que estaba ascendiendo (de haber ido de frente hubiera bajado hasta Cosgaya por lo que luego me hubiera tenido que enfrentar a un tramo de 6 km por carretera hasta Espinama, cosa que no me hacía demasiada gracia).


Otro vistazo hacia atrás por terreno libre de árboles por lo que el sol me pegaba de lleno, aunque hay que reconocer que se hacia algo más liviano ya que en ocasiones tiraba aire que hacía más fácil el ir caminando.


El tramo de fuerte ascenso iba acabar y cuando creía que ya estaba todo hecho, resulta que veo que el itinerario continuaba con un ascenso con menos desnivel, pero ascenso al fin y al cabo y lo peor de todo era que el collado al que quería llegar quedaba aproximadamente a la altura de donde Cristo había perdido las zapatillas o por lo menos en esos momentos eso fue lo que me pareció a mí.

En este tramo con menos desnivel iba viendo a mi izda, a lo lejos, el Collado de Llesba (rojo) el cual poco a poco se iba alejando.


Enlacé con un corto tramo de pista que ahora más o menos llaneaba. 
¡Qué ganas tenía de llegar al collado…!.


Una vez que alcancé esta pista y tras avanzar 200 – 300 m y miré para atrás pude observar al Collado de Llesba (rojo – drcha) y el punto donde el último ascenso empezó a ser más fácil (rojo – izd).


Este corto tramo que me encontré de pista iba a terminar y entonces iba a pillar un sendero que me iba a llevar hacia donde yo quería, así que esto era lo que tenía por delante hasta alcanzar este objetivo que tenía ahora en la cabeza.


Mirando hacia atrás de donde venía.


Alcancé el collado y lo primero que hice fue cerciorarme que fuera al que yo quería llegar.

¡Objetivo conseguido…!. Ahora tocaba bajar hasta la cabaña que presidía la pradería.


Vista del Coriscao (2.234 m) desde dicho collado.


Aquí paré a beber algún sorbo pero bueno, lo peor parecía haber pasado ya que ahora se suponía que quedaba un rápido descenso por la pista que llegaba hasta la cabaña en cuestión.

En vez de bajar directamente a la cabaña, lo que hice fue ir descendiendo a través de un sendero que daba un rodeo a todo el circo por lo que la pérdida de metros se me hizo más llevadera.

Perdiendo metros y dando poco a poco el rodeo y viendo en todo momento los Picos de Europa.


Vista del collado y de la pista que tendría que tomar.


Vista de la cabaña y del cercado existente al lado de la misma.


Zona de praderías bajo el Coriscao (2.234 m).


Tomé la pista, quedándome en esos momentos algo menos de 1 litro, no mucho líquido para lo que me quedaba de ruta (un par de h suponía), así que parecía que me iba a tocar pasar algo de sed durante el resto del trayecto.

La pista descendía en fortísima pendiente. 
No conozco apenas pistas de este porcentaje de desnivel, así que fui perdiendo metros con suma rapidez aunque sí que es verdad que no se me estaba haciendo tan rápido como quería la perdida de altura.

Paré algunas veces a beber de nuevo y en cuanto me quise dar cuenta llegué a un cruce donde había varios paneles indicativos señalando a la izd Espinama (a 01h20 creo) y Pido (01h40), a Las Ilces y a Cosgaya (40 min) a la drcha.

De frente salía otra pista pero no había indicación alguna o por lo menos yo no la aprecié.

Como tenía poco más de medio litro y el menda estaba algo sediento aunque aguantaba más o menos, decidí renunciar a la aventura por la pista que señalaba Espinama a 1h20 y decidí tirar por lo que se suponía que podía ser lo más fácil, la pista a Cosgaya que se suponía que me tendría que llevar en 40 min.

El objetivo de este trayecto más corto iba a ser llegar a Cosgaya donde se suponía que allí me podría provisionar de agua o de Acuarius y luego volver a Espinama a través de algún taxi, alguna persona que fuera de camino y me quisiera llevar o incluso volver caminando (opción que tampoco desechaba ya que no se me haría tarde en caso de volver pateando y así podría decir que la ruta la había completado).

Fui entonces transitando por zona sombría a través de esta pista camino a Cosgaya y a los 10 – 15 min resulta que empecé a oír los sonidos de los coches que estaban circulando por la carretera de Fuente De.

¡Pues la carretera la tengo abajo!...¡Si pudiera atravesar la zona boscosa y saltar a la carretera, sería lo ideal!.

Seguí caminando y mirando si había algún claro en el bosque en el que yo me pudiera internar camino del asfalto, pero no encontré claro alguna.

Resulta que lo que sí que localicé fue una pista que por las pintas debía estar en desuso y que empezaba a descender claramente a la zona de la carretera, así que eso fue lo que hice, pillar dicha pista y a los 10 min ya estaba enlazando esta pista con otra pista, la cual debía ser la que me había encontrado en el cruce anterior junto a las otras dos pistas de Espinama y de Cosgaya.

Llegué entonces a la carretera general, donde el calor apretaba y de lo lindo.
Ahora me tocaba ir caminando por asfalto y aguantando el calor, así que con estas trazas fui caminando y con fugaces ideas por la cabeza de hacer autostop para ver si alguien me acercaba a Espinama.

Como digo, el calor apretaba así como la sed y a la vez el líquido iba disminuyendo, teniendo ya en esos momentos algo menos de medio litro y encima no sabía muy bien los km que me quedaban.

Calculaba unos 3 ó 4 km, así que cuando llevaba unos 15 min y diferencié las casas de Espinama a lo lejos, me llevé una alegría por lo que ya sabía que iba a llegar sano y salvo.

Antes de acercarme al coche en el pueblo, paré en un bar a tomar una coca-cola que me prestó como nunca y mientras hablaba con el paisano del bar y le comentaba lo que me había pasado con el tema bebida, los paneles de rutas y el itinerario que había escogido al final, éste me comentó que en el letrero de Cosgaya estaba mal indicado el tiempo y que dicho tiempo era de hora y pico por lo que parece que de haber continuado todo recto por la última pista hubiera tardado por lo menos el doble de tiempo indicado en el letrero.

Acto seguido ya me dirigí al coche (llegué a las 19h) para poner rumbo al Hostal Remoña, lugar de mi pernocta en estos dos primeros días por la Liébana.

Habitación que me dieron en el Hostal Remoña.




Tras ducharme y descansar algo, me dirigí para cenar a Potes, concrétamente a “Casa Cayo”, lugar que ya conocía de la semana anterior.

Pedí para cenar media ración de quesos de la Liébana y un Entrecot al queso, el cual tuve que devolver a cocina por no estar pasado correctamente, aparte de que la salsa de queso no apareció ante mí, aunque tengo que reconocer que tampoco me dio mucho más dicho detalle.

No resultó bien la experiencia este día en este restaurante, cobrándome por la cena unos 24 euros.

Acto seguido y tras abandonar dicho restaurante ya puse rumbo a Espinama para irme directamente a la habitación a descansar.

El día siguiente tocaba otra ruta, aunque todavía en esos momentos no tenía mucha idea de cual sería…


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