jueves, 13 de febrero de 2014

BUFONES DE PRÍA.


Día: 10-02-2014.

Ruta: Bufones de Pria.

Lugar: Llames de Pría (Llanes).

Comentario:
Seguía el temporal en la costa asturiana, así que tras la breve visita del día anterior a la zona del Cabo Peñas a ver el estado de la mar, este día me dio por ir a conocer una ruta de las clásicas de la costa asturiana, la de LOS BUFONES DE PRÍA, encontrándose estos bufones en el concejo de Llanes y tratándose de la agrupación de bufones más occidental de la costa asturiana.

Los bufones son formaciones kársticas que consisten en  orificios verticales formados a pocos metros del borde de  acantilados de roca caliza y que interiormente comunican con el mar.
Cuando la marea sube y las olas baten con fuerza, entonces se expulsa hacia arriba un chorro de agua de mar pulverizada, lo que provoca un sonido característico que es lo que les da el nombre de bufones.
Estas columnas de agua que salen disparadas pueden alcanzar más de 10m de altura y los bufidos pueden oírse a varios kilómetros.

Pues este domingo día 10 de Febrero iba a ser finalmente el día que me acercara a conocer esta zona del litoral asturiano, aprovechando el temporal de estos días en la región.

Así que aparqué el coche en la localidad llanisca de Llames de Pría, donde había gran cantidad de coches aparcados, señal que había mucha gente por la zona conociendo la actividad de los bufones en este día.
Aunque parecía que por lo nublado y por el viento que pronosticaban en este día iba a resultar molesta la excursión, finalmente decir que el tiempo respetó a todos los que estábamos por la zona y se pudo ver con cierta comodidad los acantilados golpeados por el mar, así como sus bufones.

Cartel al inicio de la ruta en el pueblo mismo de Llames.


Tras caminar unos 10 minutos, se llegó a la amplia zona donde se encuentran los bufones.
El sonido de los bufones ya se oían con total claridad desde el pueblo, situado a más de medio kilómetro de la línea costera.

Lo primero que descubrí al llegar a la zona de la ruta del día fue esta pequeña entrada en la costa donde el mar se metía una y otra vez sin tomarse un descanso.
Tres secuencias de la colisión mar-tierra.  






Entonces me dirigí con cierta precaución por el terreno hacia la zona derecha de la entrada anterior, pudiendo observar la misma desde su zona derecha.


Se ve perfectamente la erosión que ha hecho el agua después de tanto miles de años estrellándose en la roca, pudiendo apreciarse la especie de agujero (donde está cayendo el agua) y por donde sale disparada el agua salada por el agujero situado en la planicie. 


A escasos metros de donde saqué las anteriores fotos pude apreciar en el lado opuesto como el mar golpeaba con fuerza un pequeño saliente en una parte de estos acantilados.

Dos imágenes, una antes de golpear y otra momentos después que se estrellara contra la costa, el oleaje de turno.



Vista de la planicie en la línea costera, donde estábamos todos en este día a ver los bufones y las olas de considerable tamaño.


Foto con zoom de la parte de la costa donde estaría al final de la excursión.


Tres imágenes de cómo iban entrando las olas en la pequeña bahía de la zona.





Seguí avanzando hasta otra saliente donde se apreciaban de maravilla los tremendos choques del agua en la roca.

El proceso de colisión en este punto de la costa era…

La ola acercándose en dos imágenes. 




Y de propina otras tres con el propio choque del agua y saltando ésta en miles de partículas hacia todas direcciones. 






Una vez que se había producido la colisión, el mar por unos instantes quedaba en aparente calma. 


Y… ¡Cómo no…!, el menda inmortalizado en el lugar.


Estuve mucho rato en la zona, entretenido con la costa y con los propios bufones. 
Vista de la salida de un bufón. 


Y a lo lejos, saliendo el agua por uno de ellos. 


El día ofrecía alguna guapa estampa de la costa y de los bufones. 


El menda con otra zona de acantilados sufriendo las embestidas del oleaje.


Luego me dirigí a la zona opuesta de las primeras fotos de la jornada.
Así se veía la explanada desde esta vertiente.


Entonces me acerqué a la zona de la Playa de Guadamia, playa en la que desemboca el río del mismo nombre y que marca la frontera natural entre los concejos de Ribadesella y Llanes, siendo una playa de tan solo 80 metros pero de gran belleza paisajística, entrando el mar  por una especie de pequeña ría hasta la misma playa.

Pero antes de llegar a una especie de mirador sobre esta playa, podía contemplar en tres estampas cómo a la entrada de esta “ría” el mar se estrellaba en los acantilados. 






Llegué a este mirador donde se podía ver con total claridad la playa y el mar inundando el arenal en busca de la misma.

Fotogramas de la inundación del arenal desde el mar.










El menda con la playa a su espalda parcialmente inundada. 


Encima de la playa había un chalet que me llamó mucho la atención y del cual tuve que sacar una foto para el recuerdo. 


Fui en busca de la otra vertiente de la playa, donde se veían coches y gente contemplando las panorámicas costando mucho dar con la carretera de acceso a dicha vertiente y cuando estaba a punto de abandonar, resulta que me metí por una carretera y pude llegar a dicho lugar.
Las vistas no defraudaron para nada.

Desde este lado, las olas chocaban contra los acantilados de esta manera. 










Y la entrada a la playa se veía así…


Una última instantánea de uno de los bufones de este lugar.


Buen día al final, el cual se aprovechó para visitar una zona de la costa asturiana que desconocía por completo.


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